lunes, 27 de febrero de 2012

Galletas de Frambuesa y chocolate blanco

Tengo mil recetas pendientes de publicar y el blog algo abandonado, pero es que no sé que hago con mi tiempo que se esfuma, demasiadas cosas supongo...


Esta receta no pensaba ni publicarla, la verdad es que la hice en un momento. Mientras esperaba que saliera un bizcocho del horno abrí la nevera y vi una bandejita de frambuesas frescas, la cerré y al guardar el bote del azúcar vi un tarro con pepitas de chocolate blanco, no muchas, eran los restos de otra receta...


Y surgió esta receta, rápida, fácil, y deliciosa...

Ingredientes

175g de mantequilla a temperatura ambiente
250g de azúcar blanquilla
1 huevo entero
1 yema de huevo
1 cucharada de esencia de vainilla
350g de harina de trigo
1 pizca de sal
8 frambuesas frescas (en realidad las que quieras)
chocolate blanco en pepitas (yo puse 1/4 de taza)
1 clara


Preparación

Precalentamos el horno a 175º. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa y blanquecida. Añadimos el huevo entero, la yema y la vainilla.

Mezclamos la harina tamizada y la sal y vamos incorporando a la mezcla. Seguramente la mezcla quedará bastante espesa y si la batidaro no es demasiado potente (como es mi caso) tendreis que acabar a mano.

Cogemos el puñado de grambuesas y las pepitas de chocolate e incorporamos a mano, estrujamos las frambuesas sin miedo y mezclamos, si queremos que los trozos de frambuesa queden más o menos enteros mezclamos menos o más, lo ireis viendo.

Hacemos bolitas y las ponemos en una bandeja con papel de horno, yo prefiero usar el papel, así no se ensucia la bandeja y no se pegan seguro, pero enharinando o engrasando la bandeja sirve igual.

La bolitas las ponemos separadas, las chafamos un poco para que se aplanen, hay que tener en cuenta que crecen bastante en el horno. En mi bandeja (horno de 60) cabian 4 columnas por 3 filas.

Batimos la clara y pintamos la superficie. Horneamos unos 10-12 minutos, hasta que cojan un poquito de color. Aunque parezca que estan demasiado blandas sacadlas, cuando enfrien se endurecerán, y si nos pasamos de horno no habrá quien les inque el diente.